miércoles, 2 de junio de 2010

10 consejos de un adolescente a sus padres.


En tiempos de sobreprotección, una autor anónimo publicó en la revista Hacer Familia esta retahila de sentencias llenas de sentido común. Ay si se siguieran...

1. Trátame con la misma cordialidad con que tratas a tus amigos. Que seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.

2. No me des siempre órdenes. Si me pidieras las cosas en vez de ordenármelas, yo las haría antes y de buena gana.


3. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Mantén tu posición.


4. No me des todo lo que pida. A veces pido para saber hasta dónde puedes llegar.


5. Cumple las promesas, tanto si son buenas como si son malas. Si me prometes un permiso, dámelo. Si es un castigo, también.


6. No me compares con nadie, en especial con mis hermanos o hermanas. Si me ensalzas, el otro va a sufrir. Si me haces de menos, el que sufre soy yo.


7. No me corrijas en público. No es necesario que todo el mundo se entere.


8. No me grites. Te respeto menos cuando lo haces.


9. Déjame valerme por mí. Si tú lo haces todo, nunca aprenderé.


10. No mientas delante de mí. Tampoco pidas que yo mienta por ti, para sacarte de un apuro.


11. Cuando haga algo malo, no me exijas que te explique por qué lo hice. A veces, ni yo mismo lo sé.


12. Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá mi estima por ti, y yo aprenderé a admitir mis equivocaciones.


13. No me pidas que haga una cosa que tú no haces. Aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas.


14. Cuando te cuento un problema no me digas "ahora no tengo tiempo para tus tonterías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.


15. Quiéreme y dímelo. Me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario. Me agrada mucho.


La verdad es que son más bien consejos para padres de adolescentes que para los que estamos a pie de aula. Pero los maestros inquietos sabemos que aunque tratemos con personas de otras edades, aunque la labor de maestro no es la del padre, se puede aprender mucho de ellos. Sobre todo para esa labor taimada y peligrosa de educar a los padres de nuestros alumnos, eso que a veces nos gustaría poder hacer, y que no es de nuestra competencia...
Lo cuelgo aquí para que uno pueda sacarlos a colación cuando hagan falta.

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