
Vivmos rodeados de una doble tensión, como educadores: ¿la educación para la igualdad? ¿La educación para la excelencia? Me explico.
Desde la extensión de la instrucción pública a amplios espectros de la población, con la universalización de la enseñanza elemental, ha habido una corriente ideológica en la que se ha fomentado la idea de que fundamentalmente, existe la escuela para la igualdad social, que hay que abolir diferencias. Este culto a la igualdad ha traído consigo que se iguale por abajo, que tendamos a que todo gire en torno a la emotividad del alumno -si eres maestro y no lo crees, haz una lista de las preguntas que hacen los papis y las mamis, las que vienen a consultar-, que quitemos cualquier signo de diferencia entre los propios alumnos, entre los alumnos y los profesores, que rindamos culto a los derechos y olvidemos deberes... Puro logsismo.
Pero todos qu

No me gusta habitar un mundo donde todos seamos iguales, pero muy mediocres, limitaditos y obedientes al poderoso de turno. Prefiero una sociedad de personas libres, con iniciativa, capaces de encontrar su camino. Si se busca la igualdad por encima de la libertad, al final se irán al garete ambas. Somos iguales en deberes y derechos, pero no en capacidades y vocación. Con perdón...
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