Seguro que tienes días en los que mandarías a hacer leches todos y cada uno de los aspectos de tu trabajo docente, y que lamentas cada uno de los motivos por los que elegiste esta profesión –esta profesión se elige, porque aunque no lo parezca con algunos de nuestros compis, no regalan los títulos académicos y administrativos en ninguna rifa-.
Pero te digo: ten fe. La semana pasado tuve la ocasión de hablar con un maestro bastante decepcionado con los frutos de su trayectoria, y me puso bastante triste. ¿Así terminaremos los maestros inquietos?
Para educar, es necesario creer en las posibilidades de futuro de los alumnos que hoy han estado en tus manos, que estarán mañana. Esa fe pedagógica nos justifica.Y aunque hoy haya llovido, camisas al sol (la metáfora es de Pedro Guerra, no mía).
Por cierto, y siendo menos poético, he puesto un enlace a una página del CEFIRE de Elda que tiene un buen archivo legislativo...
Pero te digo: ten fe. La semana pasado tuve la ocasión de hablar con un maestro bastante decepcionado con los frutos de su trayectoria, y me puso bastante triste. ¿Así terminaremos los maestros inquietos?
Para educar, es necesario creer en las posibilidades de futuro de los alumnos que hoy han estado en tus manos, que estarán mañana. Esa fe pedagógica nos justifica.Y aunque hoy haya llovido, camisas al sol (la metáfora es de Pedro Guerra, no mía).
Por cierto, y siendo menos poético, he puesto un enlace a una página del CEFIRE de Elda que tiene un buen archivo legislativo...
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